jueves, 13 de diciembre de 2012

Cupcakes de tarta de queso y fresa

Estos cupcakes son una auténtica y verdadera perdición, una bomba de relojería, un cúmulo insano de calorías. Y están buenísimas. Bueníiiisimas. La verdad es que no sé en qué momento se me ocurrió esta mezcla rara, no he visto muchas cupcakes de tarta de queso por los mundos de internet, pero es una mezcla que merece la pena probar. La receta base es de la maravillosa Alma, aunque adaptada con el aroma de cheesecake. El buttercream de queso también es de su nuevo libro, si aún no lo tenéis... no sé a qué dedicáis vuestras vidas. Bueno, vamos al ajo ya:


INGREDIENTES:

Cupcakes: 

- 115 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
- 220 gr. de azúcar.
- 3 huevos medianos.
- 200 gr. de harina.
- 1 cucharadita de levadura.
- 120 ml. de leche (yo utilicé semidesnatada).
- 1 cucharadita de aroma de cheesecake (yo utilicé este de aquí).

Relleno:

- Mermelada de fresa, arándanos, frutos del bosque... vamos, al gusto. Yo utilicé fresa.

Buttercream: 

- 120 gr. de mantequilla.
- 300 gr. de azúcar glass.
- 125 gr. de queso de untar, tipo Philadelphia.
- 1 cucharada de leche.

ELABORACIÓN:

Precalentamos el horno a 180º mientras preparamos la masa de las cupcakes. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que nos quede una mezcla consistente y clarita. Añadimos los huevos uno a uno, batiendo hasta incorporarlos. Tamizamos la harina con la levadura y añadimos la mitad a nuestra mezcla y batimos a velocidad baja. Ahora nos toca verter la leche, a la que le habremos echado la cucharadita de nuestro extracto o aroma. ¡Batimos otra vez! Ahora sólo queda incorporar el resto de la harina y batir a poca velocidad hasta tener una masa fina y homogénea. La distribuimos en las cápsulas, metiditas en la bandeja, y al horno durante 20 ó 25 minutos, esto depende del horno. Metemos un palillo y, si sale limpio, es que están cocinadas.



Ahora vamos a ponernos con la buttercream. El azúcar glass hay que tamizarlo para que sea todavía más finito, y lo batimos con la mantequilla y la cucharada de leche a tope de velocidad. Muy pronto tendremos una masa muy espesa y homogénea. Le añadimos la crema de queso y batimos a velocidad baja, vamos subiendo poquito a poco la velocidad cuando veamos que nuestra mezcla vaya cogiendo cuerpo. Esta buttercream es increíblemente consistente y sólida, muy buena para hacer formas con la manga pastelera. Es un gustazo trabajarla.

Una vez que las cupcakes hayan enfriado, les hacemos un agujerito con un descorazonador de manzanas y lo rellenamos con nuestra mermelada. Le volvemos a poner la "tapa" de bizcocho para cerrar el agujero. Así:



¡Es facilísimo! Y además... muy divertido, no sé por qué. Una vez que hemos rellenado con la sorpresita dulce, es momento de preparar nuestra manga pastelera y decorar con la buttercream. Las cupcakes deben estar completamente frías, porque esta crema se derrite con mucha facilidad. También debemos trabajar rápido con la manga pastelera, pues el propio calor de nuestras manos al estrujarla puede hacer que se derrita y gotee.

Para hacer la decoración utilicé la boquilla 4B de Wilton y espolvoreé unos sprinkles de florecillas. Estos cupcakes se van derechitos a la nevera para que no se estropee el buttercream, así que los comeréis fresquitos, y esa mermelada fría es mmmm... sin palabras me quedo, señoras y señores. Probadlos, probadlos y me contáis...






martes, 28 de agosto de 2012

Espera... ¡esto no es dulce! (muffins de gambas)

Pues, como suele decirse, en esta vida hay que probarlo todo. Sobre todo los muffins salados. Era una obligación preparar alguna receta, y en cuanto vi estos de gambas y curry supe que tenía que prepararlos: quería saber si ese saborcito asiático que prometían era tan essspecial. Y sí, sí, estaban muy ricos, aunque hubo algún problemilla con la cantidad de aceite que llevan, hay que adaptar la receta.




INGREDIENTES:

- 140 gr. de harina.
- 2 cucharaditas de levadura.
- Un pelín de sal.
- 2 cucharaditas de curry en polvo.
- Un huevo.
- Media taza de leche.
- 300 cl. de aceite *ojo, esto es lo que dice la receta original: los míos llevaban la mitad y estaban muy aceitosos. Creo que lo suyo sería ponerle 30 cl., seguramente la receta lleva un cero de más*
- 100 gr. de gambas.

ELABORACIÓN:

Tamizamos la harina con la levadura, la sal y el curry en polvo. Aparte, batimos el huevo con la leche y el aceite, pero lo justo para que los ingredientes se integren. Esta mezcla líquida la volcamos sobre el resto de ingredientes secos y lo integramos todo con poquitos movimientos. Si queda algún grumito de harina no os preocupéis, se mezclarán en el horno. Cortamos las gambas finitas y las añadimos a esta  masa.

Rellenamos nuestros moldes y ponemos una gamba sobre la masa para "culminar" la decoración, je. Los hacemos a 180ºC durante una media hora, pero sabéis que el tiempo de cocción depende muchísimo de vuestro horno.




¡Y listo! Perfectos para un aperitivo o una cena diferente. Espero que os gusten. Este mundillo de los muffins salados es una novedad demasiado atrayente...

viernes, 13 de julio de 2012

Apple crumble ("no es tan malo, ¡lleva manzana!")

Pues sí, esa es la idea: si un postre ultradulce lleva algún tipo de fruta, nos sentimos un poquito menos culpables por comerlo. Porque sí, la fruta es sana, pero no lo es tanto cuando va cubierta de harina, mantequilla y azúcar. En cualquier caso, merece probar esta maravilla de postre.

Me quedé prendada del apple crumble durante mi estancia Erasmus en Birmingham. Recuerdo que lo comía en un pub diminuto al que se accedía por unas escaleras que parecían conducir al averno. Sin embargo, la comida era deliciosa y baratísima, y  allí me comí la primera de estas maravillas de manzana. También lo probé, con  ruibarbo incluido, en Frankie & Benny's, una cadena de restaurantes italoamericanos de lo más interesante. De cualquiera de las maneras, ¡es una maravilla! Sencillo, dulce, contundente y sabroso.

Mi sorpresa llegó cuando me percaté de lo sencillísimo que era prepararlo, y me puse a ello. La primera vez no me salió el famoso crumble, esa parte superior que parecen migas doradas y crujientes. Después fui corrigiendo los ingredientes y, la verdad, ¡sale mejor haciéndolo a ojo! De todas formas, os dejo el de hoy y los ingredientes utilizados:


 INGREDIENTES:

Para el "apple":

- 5 ó 6 manzanas (lo suyo es usarlas muy verdes, pero las Golden os irán de vicio. Usad una manzana que os guste).
- Dos cucharadas de azúcar moreno.
- Canela en polvo (al gusto). 
- Un par de cucharadas de agua.

Para el "crumble":

- 150 gr. de harina.
- 110 gr. de azúcar (yo mezclo mitad de azúcar blanca y mitad de azúcar moreno).
- 50 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
- Canela en polvo.

ELABORACIÓN:

Ay. Es sencillísimo. Pelamos las manzanas, les quitamos los corazones y las troceamos. Sin mucho esfuerzo: pedazos grandes. Si las picamos demasiado se deshacen en el horno. Ahora añadimos el azúcar y la canela, le damos un par de meneos para que se mezcle todo y lo ponemos en un molde de horno. Yo he usado uno redondo con poca profundidad: no dejéis una capa muy alta de manzanas porque no se cocinarían bien. Ahora ponemos un par de cucharadas de agua sobre las manzanas: esto hará que se reblandezcan y caramelicen en el horno.

Y ahora vamos con la parte de arriba, lo más divertido. Cogemos la mantequilla, la harina y el azúcar, añadimos un poquito de canela y acto seguido metemos las manazas para ir trabajándolo. Tenemos que ir "desmigándolo", es decir, mezclando con los dedos hasta que quede con aspecto de migas. No sirve que quede una masa compacta. En un par de minutos ya estará todo mezclado, desmigado y dando un olorcito delicioso. 

Cubrimos nuestras manzanas con esta mezcla tan rica y al horno, que habremos precalentado a 180º. El tiempo de cocción depende de vuestro horno, pero tardará entre 25 y 40 minutos aproximadamente. Cuando la parte de arriba esté doradita y crujiente, es momento de sacarlo. ¡A comer!

Por dentro es un pastel jugosísimo y dulce, y por arriba es crujiente y masticable. Por favor, qué combinación. No hay nada mejor.


Recuerdo que en Inglaterra me servían el apple crumble con helado de vainilla o con natillas calientes. De ambas formas es irresistible, pero también podéis comerlo solo para no añadir un exceso de calorías. Con nata puede estar riquísimo también, y seguro que con yogur le damos un toque muy fresquito.

Lo suyo es comerlo calentito, aunque os advierto: llena un montón. A temperatura ambiente también es impresionante. No he probado a meterlo en la nevera, pero... a lo mejor esa parte crujientilla queda estupenda. Es cuestión de probar.

Lo bueno del apple crumble es que admite tantas variantes como se os ocurran: podemos hacerlo de pera, de frutos rojos; podemos añadir ruibarbo, podemos ponerle frutos secos; si añadimos cereales o copos de avena al crumble quedará aún más crujiente... no sé, es la típica receta que permite innovar con todo lo que tengamos a mano.

Ahora sólo me queda deciros que lo disfrutéis. Y no os sintáis mal: estáis comiendo "fruta" ;)


martes, 26 de junio de 2012

Cupcakes Hulk

¡Buenas noches! Hoy os traigo otra genial creación (¡ja!), las Cupcakes Hulk. Las he bautizado así por dos motivos: el primero es el color verde de la buttercream (mi novio estaba emperradísimo en comer cupcakes verdes, el motivo aún no lo sé) y el segundo... ay, el segundo es un fallo bastante gordo en la ejecución de la masa, que comenzó a inflarse en el horno. Hubo un momento en que llegué a sentir miedo de ver mi casa invadida por una masa gigantesca y esponjosa con olor a canela. Mi duda estaba entre sacar la bandeja inmediatamente y arrojarla por la ventana o esperar un poco y rezar para que el resultado no fuera demasiado desastroso.

No creo que haya dudas: elegí la segunda opción. Esperé mirando aquellas cupcakes monstruosas hincharse. Esto es lo que ocurrió: total desborde de la masa. Vistas desde arriba eran gigantescas. Por cierto, esas motitas oscuras que veis sobre la masa es un poquito de canela:



¡Qué penita! Sentí mucha rabia y frustración cuando vi la masa deformarse, pero bueno... ¡nadie es perfecto! Mientras se horneaban preparé la buttercream, utilizando una pizquita del colorante Green Leaf de Wilton (la semana pasada me llegó un pack de 8 colores en gel que encargué y, por supuesto, tenía que probarlos cuanto antes) para darle ese color verde pastel. Aquí tenemos la buttercream en proceso:


Y, por cierto, esto es una maravilla de colorines y no podéis morir sin probarlo: fideos de colores de la marca Hacendado (en Mercadona los tenéis), el botecito no llega a un euro y... ¡qué colorido lo deja todo! Yo soy una fanática del color, así que tenía que probarlos también. Y, de paso, estrené una manga pastelera con boquillas metálicas que compré en un bazar. Ay... me estoy dando cuenta de que me puede el ansia de estrenar las cosas. Bueno, vamos con los fideos:


Voy a dejar de cotorrear sin sentido e ir directa a lo que nos interesa: las fotos del producto final y ¡la receta! La saqué del este libro que me regaló mi novio. Yo creo que tenía dobles intenciones. Nadie regala un libro de cocina sin esperar recibir buenas recompensas gastronómicas a cambio. Bueno, aquí tenéis las tres primeras que decoré y la recetita de marras:


INGREDIENTES:

Cupcakes:

- 110 gr. de mantequilla.
- 110 gr. de azúcar moreno.
- 110 gr. de harina.
- 2 huevos.
- 16 gr. de levadura.
- 1 cucharada y media de canela en polvo.

Buttercream:

- 150 gr. de mantequilla.
- 250 gr. de azúcar glas.
- Colorante alimentario (opcional).
- Esencia de menta (opcional, yo no la usé).

ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 180º. Batir la mantequilla con el azúcar hasta obtener una pasta homogénea. Añadir los huevos, uno a uno. Tamizamos la harina, la levadura y la canela y lo vamos incorporando a la masa. OJO cuando rellenéis los moldes: esta receta tiene MUCHA levadura, así que llenadlos hacia la mitad, porque suben que da gusto. Si lo preferís, podéis reducir la cantidad de levadura (medio sobre de Royal basta y sobra), aunque os quedarán un poco menos esponjosas. Antes de meterlas al horno, espolvoread un poco de canela sobre cada cupcake. En unos 20 minutos deberían estar listas, pinchadlas para comprobar que se han hecho del todo.

Para hacer la buttercream batimos la mantequilla con la mitad del azúcar hasta que tengamos una pasta cremosita. Añadimos el resto del azúcar, el colorante y la esencia de menta. Yo no usé esencia de menta porque no es santo de mi devoción. Podéis sustituirla por esencia de vainilla (aunque quizá mate un poco el sabor de la canela de la masa), rosa, azahar... o no poner nada, que es lo que yo hice. El colorante también es opcional: si no lo añadís os quedará una buttercream de color avainillado. Yo añadí una gotita de colorante verde en gel (los recomiendo: no "aguan" las masas como el colorante líquido), podéis elegir el color que más os guste o hacer buttercream de varios colores. La introducimos en una manga pastelera y ¡hala! ¡A la parte divertida!





EL VEREDICTO:

De-li-cio-sas. La masa salió increíblemente esponjosa y tierna, ¡jamás había conseguido una masa así! La levadura, aunque me jugó una mala pasada con el tamaño de la masa, se portó bien e hizo que estas cupcakes tuvieran la textura de una nube o un poni bebé. Qué cosa más rica. La buttercream acabé haciéndola a ojo, así que sabía un poco demasiado a mantequilla, pero puede perdonarse. Ese saborcito a canela de la masa le daba un toque original y nada dulzón. Me gusta que la masa tenga azúcar moreno, es un sabor muy agradable. Creo que podrían prepararse con azúcar blanca también, a riesgo de que queden excesivamente dulces (aunque si os gusta la dulzura absoluta... ¡adelante!

Espero que os haya gustado esta entrada. Si tenéis alguna idea, sugerencia o receta que queráis compartir conmigo, estaré encantada de escucharos. Un saludo, dulzones lectores.

martes, 19 de junio de 2012

¡Hola! ¿Empezamos?

¡Buenos días! Vale, por fin ve la luz este blog. La verdad es que nunca se me hubiera ocurrido hacer un blog sobre cocina y recetas, principalmente porque soy una auténtica inexperta, pero... bueno, ¿por qué no? La verdad es que este blog es fruto del ocio, del exceso de tiempo libre y todo esto. Y de lo que me gusta pasar tiempo delante de un ordenador, claro. Si combinamos todo esto con lo mucho que me gusta comer (cocinar no está mal, pero ese sublime acto de zampar lo supera con creces), voilà, nace SUPERDULCE.

Y... ¿por qué Superdulce? Pues no tengo ni idea. Tenía que ser un nombre sencillo y claro, y como lo que más me gusta hacer cuando me meto en la cocina es repostería... pues sí, Superdulce no me pareció tan mala idea. Pero no penséis que todo será dulce por aquí, ¡no!, a mí también me gustan las patatas, las pizzas, las ensaladas, la carne, el... vamos, me gusta todo, todito. No tengo mucho criterio a la hora de comer porque no hay ningún plato que deteste o que no estaría dispuesta a probar. 

En resumidas cuentas: soy una fartona. Es un término asturiano y este es su significado:

<hartón. fartón / ona / ono.>

1. Aum. de fartu. 2. Hartón. Que come mucho. Que necesita comer mucho para saciarse. Comedor, tragador. Que acostumbra a hartarse. Glotón. Comilón, tragón.

Bien, ya me he puesto por las nubes con esta definición, así que dejaremos a un lado todo esto y nos pondremos a recapitular acerca de mis hazañas (je...) en la cocina. ¡Os dejo alguna foto aleatoria de cosillas que he preparado! 

Estas son las primeras magdalenitas que preparé. En molde de corazón y eso, para que fuesen más tiernas (disculpad mi sentido del humor, por favor...). La cobertura es un glaseado, sin más. No quedaron del todo mal.




Otro intento magdalenil. Si tienen ese color raro, como de cuero mojado o algo así, es por el dichoso colorante. Quería hacer masa morada, pero el colorante líquido se negó (¡descuidad, estoy esperando una caja de colorantes en pasta para hacer delicias en tecnicolor!). Y lo mismo con ese churretón de buttercream pseudovioleta... pero de sabor no defraudaron.


Este es un señor bollo de Pascua, típico de Asturias, que mi madre y yo hacemos todos los años. Madre del alma bendita, ¿por qué no durará más la Semana Santa? ¿Por qué no tendremos uno de estos en nuestra mesa TODOS los días del año? Ese bizcocho delicioso y jugoso, su pasta de almendra, un vaso de leche bien frío... Ahhhh, el paraíso.


No todo va a ser dulce, no. Esta es una de mis archifamosas pizzas, conocidas por ocupar la bandeja del horno enterita y por no dejar ni siquiera bordes: el relleno está más rico. Todo consiste en amontonar ingredientes. Y si la masa, además, me sale rica, ¿qué mas podemos pedir?


Este plato parece vomitada de gato. Soy consciente, y disculpad la comparación. En realidad son fideos chinos de arroz con un montón de salsa de tomate, pollo, queso y millones de especias. Casi fenezco por el aporte calórico, y a pesar del aspecto repulsivo, se dejaron comer.


Esto... ay, esto. Trenzas de brioche, un clásico infalible. Tuve miedo cuando comenzaron a hincharse en el horno: temí por mi integridad y la de mi cocina. Por suerte dejaron de crecer, se pusieron doraditas y deliciosas y fueron mi cena, merienda y desayuno. Como son un poquito secas, al final se me ocurrió abrirlas por la mitad y untarlas de mantequilla y mermelada... Una delicia repleta de calorías.


Estas cupcakes de vainilla no me salieron del todo mal, aunque la masa por dentro había cocido "raramente". Da igual, tenían buen sabor y ese rosita bebé del buttercream me parecía irresistible. Eso sí, su densidad es impresionante, brutal, apocalíptica: ¿cómo es posible que algo tan pequeño llene tanto, cómo?




Y estas maravillosas cupcakes, sencillas y con buen aspecto, son mi última creación. Muy simples: vainilla, buttercream y cerecita para culminar. Lo sé: aún me falta mucha, muchísima práctica con la manga pastelera. Necesito innovar, renovar y todo lo demás. Pero, ¿no os apetecería comer una?



Por el momento, ¡esto es todo! Por desgracia, soy demasiado fartona para hacer fotos a las cosas antes de comérmelas. Espero que esto cambie, porque si no tendré que cerrar el blog por falta de material.

Intentaré ir contándoos mis andanzas, daros alguna receta que me haya salido decente, hablaros de alguna tienda, ingrediente fantabuloso... ¡lo que se me ocurra! Espero veros a menudo por este rincón Superdulce :)
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