Estos cupcakes son una auténtica y verdadera perdición, una bomba de relojería, un cúmulo insano de calorías. Y están buenísimas. Bueníiiisimas. La verdad es que no sé en qué momento se me ocurrió esta mezcla rara, no he visto muchas cupcakes de tarta de queso por los mundos de internet, pero es una mezcla que merece la pena probar. La receta base es de la maravillosa Alma, aunque adaptada con el aroma de cheesecake. El buttercream de queso también es de su nuevo libro, si aún no lo tenéis... no sé a qué dedicáis vuestras vidas. Bueno, vamos al ajo ya:
INGREDIENTES:
Cupcakes:
- 115 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
- 220 gr. de azúcar.
- 3 huevos medianos.
- 200 gr. de harina.
- 1 cucharadita de levadura.
- 120 ml. de leche (yo utilicé semidesnatada).
- 1 cucharadita de aroma de cheesecake (yo utilicé este de aquí).
Relleno:
- Mermelada de fresa, arándanos, frutos del bosque... vamos, al gusto. Yo utilicé fresa.
Buttercream:
- 120 gr. de mantequilla.
- 300 gr. de azúcar glass.
- 125 gr. de queso de untar, tipo Philadelphia.
- 1 cucharada de leche.
ELABORACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º mientras preparamos la masa de las cupcakes. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que nos quede una mezcla consistente y clarita. Añadimos los huevos uno a uno, batiendo hasta incorporarlos. Tamizamos la harina con la levadura y añadimos la mitad a nuestra mezcla y batimos a velocidad baja. Ahora nos toca verter la leche, a la que le habremos echado la cucharadita de nuestro extracto o aroma. ¡Batimos otra vez! Ahora sólo queda incorporar el resto de la harina y batir a poca velocidad hasta tener una masa fina y homogénea. La distribuimos en las cápsulas, metiditas en la bandeja, y al horno durante 20 ó 25 minutos, esto depende del horno. Metemos un palillo y, si sale limpio, es que están cocinadas.
Ahora vamos a ponernos con la buttercream. El azúcar glass hay que tamizarlo para que sea todavía más finito, y lo batimos con la mantequilla y la cucharada de leche a tope de velocidad. Muy pronto tendremos una masa muy espesa y homogénea. Le añadimos la crema de queso y batimos a velocidad baja, vamos subiendo poquito a poco la velocidad cuando veamos que nuestra mezcla vaya cogiendo cuerpo. Esta buttercream es increíblemente consistente y sólida, muy buena para hacer formas con la manga pastelera. Es un gustazo trabajarla.
Una vez que las cupcakes hayan enfriado, les hacemos un agujerito con un descorazonador de manzanas y lo rellenamos con nuestra mermelada. Le volvemos a poner la "tapa" de bizcocho para cerrar el agujero. Así:
¡Es facilísimo! Y además... muy divertido, no sé por qué. Una vez que hemos rellenado con la sorpresita dulce, es momento de preparar nuestra manga pastelera y decorar con la buttercream. Las cupcakes deben estar completamente frías, porque esta crema se derrite con mucha facilidad. También debemos trabajar rápido con la manga pastelera, pues el propio calor de nuestras manos al estrujarla puede hacer que se derrita y gotee.
Para hacer la decoración utilicé la boquilla 4B de Wilton y espolvoreé unos sprinkles de florecillas. Estos cupcakes se van derechitos a la nevera para que no se estropee el buttercream, así que los comeréis fresquitos, y esa mermelada fría es mmmm... sin palabras me quedo, señoras y señores. Probadlos, probadlos y me contáis...